En 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo. Así lo desvela el estudio “Hogares con Psicología”. Un trabajo, elaborado por el Consejo General de Psicología, que resalta la necesidad de convertir nuestra casa en una fuente de bienestar, un espacio que inspire paz y tranquilidad. Aspectos como la temperatura, el ruido, la luz o la calidad del aire, pueden hacer que el espacio que habitamos sea más saludable y otros, como el orden, los colores o la conexión con la naturaleza, tienen una relación directa con la reducción del estrés y la ansiedad y en consecuencia, con nuestra felicidad y bienestar. Pequeñas acciones que se pueden convertir en un factor clave para nuestra buena salud mental.
Un hogar que transmite calma, que está bien organizado de manera funcional y que refleja la identidad de quien lo habita, ayuda a regular las emociones, inspira calma y favorece el descanso.

1. Orden y limpieza
Diferentes estudios han demostrado que existe una relación directa entre el desorden y el estrés. Un espacio caótico genera sensación de sobrecarga visual y ésta puede afectar negativamente al estado de ánimo. Por el contrario, un entorno ordenado transmite sensación de control y claridad.
Aplicar a tu casa principios como el minimalismo o la organización consciente (el método KonMari) no significa vaciar tu casa, sino conservar solo aquello que realmente tiene valor. Cuando el entorno se libera de lo innecesario también lo hace la mente. Por tanto, dedicar unos minutos al día al orden puede convertirse en un acto terapéutico.

2. Luz, color y naturaleza
Estos tres factures son muy probablemente las tres claves del bienestar emocional en nuestro hogar. Los estímulos sensoriales del entorno tienen un gran impacto en nuestra mente. Por ejemplo, la luz regula nuestros ritmos circadianos y mejora nuestro estado de ánimo. Por el día, abre cortinas y deja entrar los rayos del sol para mantener tu energía y ánimo en lo más alto.
Por el contrario, por la noche utiliza luces tenues y a la hora de dormir evita cualquier luz.
Los colores también influyen de manera determinante en nuestro bienestar mental. Los tonos neutros y suaves, como los pasteles o el beige, los verdes y los azules suelen tener un efecto calmante y relajante.
Otra manera de potenciar la sensación de bienestar y reducir el estrés es conseguir un hogar que nos conecte con la naturaleza. Para ello puedes utilizar plantas naturales, madera o textiles orgánicos. Por pequeño que sea tu piso, incluir plantas de interior o pequeños detalles verdes puede ser muy positivo para tu mente y tu vitalidad.

3. Aromas y sonidos relajantes
El sentido del olfato está estrechamente ligado a la memoria y las emociones. Utilizar velas aromáticas, incienso o difusores con aceites esenciales, como la lavanda, el eucalipto o la bergamota, puede contribuir a crear ese ambiente relajante que tan positivo es para nuestra mente. De hecho, la aromaterapia es una herramienta muy poderosa y accesible, que transforma el estado emocional.
Del mismo modo, el sonido influye directamente en nuestra mente .Escuchar música suave, sonidos de la naturaleza o en muchos momentos, el silencio, puede ayudarte a desconectar y relajarte. Es fundamental no tener permanentemente encendidos aparatos como la televisión o el móvil, ya que generan un ruido constante, que nos impide relajarnos.

4. Rincones de desconexión
Con la generalización del trabajo online es más importante que nunca delimitar los espacios en el hogar para las distintas actividades. Si trabajas en casa, es fundamental que separes el espacio laboral del personal, para evitar que el estrés de tu actividad profesional invada cada rincón de tu hogar y sea imposible desconectar.
Si, además, puedes crear un rincón de desconexión mucho mejor. Aunque sea un pequeño cuarto o simplemente un rincón, puede ser el lugar perfecto donde relajarte y recuperar la calma. Un sillón junto a una ventana para leer o escuchar música, una esterilla en el suelo para meditar o practicar yoga, una esquina con plantas para conectar con la naturaleza… Lo importante es que encuentres un lugar donde ralentizar el ritmo, respirar profundo y reconectar contigo mismo y con lo que de verdad importa.

5. Mima tu descanso
Uno de los pilares sobre los que se asienta la salud mental es dormir bien las horas necesarias. Un dormitorio cómodo, bien ventilado, con buena iluminación, un colchón adecuado y una rutina de descanso nocturno son vitales para tu bienestar emocional.
Es fundamental no llevar las preocupaciones al dormitorio. Para conseguirlo, es aconsejable establecer una rutina antes de apagar la luz. Puedes escribir un diario, leer, tomar una infusión o practicar ejercicios de respiración. Se trata de preparar el cuerpo y la mente para el descanso. Cuanto más cuides este espacio más fácil será desconectar y recargar energías físicas y mentales durante la noche.

6. Límite a la tecnología
Es frecuente que en casa estemos tan conectados a las pantallas como en nuestro lugar de trabajo. Un hecho que esta directamente relacionado con el estrés y la incapacidad para desconectar y relajarse en el hogar. Para conseguirlo, es vital que se limite el uso de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir. Considera establecer zonas libres de tecnología, como el dormitorio o el comedor, para favorecer el descanso y la conversación. Tu salud mental y tu familia te lo agradecerán.
Fija unos horarios para revisar el teléfono o el correo electrónico, apaga las notificaciones o utiliza modos como el “no molestar”. Puede parecer un pequeño gesto, pero tiene un impacto directo en el nivel de ansiedad y en el descanso mental.