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VENTILACIÓN, ORIENTACIÓN Y NATURALEZA, LAS CLAVES DE UNA CASA FRESCA EN VERANO

Nos pasamos el año contando los días para que llegue el verano pero, según cómo esté construida nuestra casa, estos meses más cálidos se pueden convertir en una auténtica tortura. Especialmente en las zonas de climas más cálidos, el diseño de una casa influye directamente en el confort térmico interior cuando el calor aprieta. El aire acondicionado puede ser una solución pero, eso sí, una cara solución. Por ello, si estás pensando construirte una casa, te interesa saber que el diseño pasivo te ayuda a mantener el interior de tu hogar fresco y agradable incluso en los días en los que el mercurio bate récords. Hay tres conceptos clave para entender en qué consiste este tipo de diseño: ventilación cruzada, orientación solar y frescura natural. Comprenderlos y aplicarlos puede ser todo un arte, pero también una herramienta poderosa para construir de forma inteligente, eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

A grandes rasgos, cuando hablamos de diseño pasivo nos referimos a una serie de sistemas que no requieren de energía eléctrica ni de mantenimiento para funcionar. Aprovechan los recursos naturales disponibles, como el sol, el viento, la vegetación o la energía térmica de los materiales para mejorar la calidad de vida, reducir el consumo energético y minimizar las emisiones de carbono a la atmósfera. Una casa bien orientada, ventilada y con un entorno verde es mucho más saludable, tranquila y agradable durante los meses más calurosos.

Ventilación cruzada

La ventilación cruzada es una técnica arquitectónica que aprovecha la fuerza del viento y la diferencia de presión para renovar el aire de una vivienda sin necesidad de sistemas de climatización artificiales. Se trata de generar una corriente de aire continuo mediante la ubicación estratégica de ventanas, puertas o aberturas en lados opuestos de una estancia o edificio. De este modo, el aire fresco del exterior entra por un punto y desplaza el aire caliente y viciado hacia el exterior por otro punto, creando una ventilación natural y constante.

Este sistema funciona a la perfección cuando:

  • Las aperturas están ubicadas en paredes opuestas o adyacentes, permitiendo el paso directo del viento.
  • La vivienda se adapta a los vientos predominantes de la región.
  • Las aperturas tienen un tamaño y ubicación adecuados para canalizar el flujo de aire.

Este tipo de ventilación no solo ayuda a refrescar cualquier estancia, también renueva el aire interior, evita la acumulación de humedad y contribuyen al bienestar general. No depende de electricidad ni de tecnología avanzada, solo del diseño y de la naturaleza.

Orientación solar

Otro factor fundamental para que nuestras casas se mantengan frescas en verano es conseguir una orientación solar que aproveche el sol sin sobrecalentar la estancia. La luz solar es fundamental para nuestro bienestar y también para reducir las facturas eléctricas, pero tenemos que conseguir que nuestro hogar reciba esa luz natural sin absorber en exceso el calor.

La orientación idónea dependerá del hemisferio en el que residamos y más concretamente, del clima de la región en la que vivimos . En el hemisferio sur (o en las zonas muy calurosas), la mejor orientación para las fachadas principales suele ser el norte, pues nos perite aprovechar el sol en invierno (cuando está más bajo) y protegerse de él en verano (cuando está más elevado).  En el hemisferio norte (o en regiones más frías) es al revés: la orientación ideal es el sur.

Consejos prácticos:

Más allá de la orientación de nuestro hogares, existen algunos consejos que pueden ayudarnos a minimizar el impacto del sol en la temperatura de nuestra casa.

  • Aleros y voladizos: ayudan a bloquear el sol alto del verano y permiten el paso de la luz y el calor solar cuando el sol está bajo en invierno.
  • Ventanas pequeñas o protegidas en el oeste y el este. Normalmente estas orientaciones son las que reciben el sol más intensamente y durante más horas, especialmente por la tarde. Por ello, no son aconsejables grandes ventanales y siempre debemos reducir su exposición con cortinas, estores o persianas.
  • Materiales reflectantes o de alta inercia térmica. Este tipo de material se usan en muros y techos para evitar el sobrecalentamiento.

Con una buena orientación, podremos aprovechar la iluminación natural durante el día, reducir el uso de luz artificial y mantener una temperatura más estable, sin recurrir a aires acondicionados ni climatizadores.

Frescura natural

Puede parecer casi poético pero cuanto hablamos de frescura natural nos referimos a la técnica por la que se consigue que la casa respire, conectándose con el entorno y refrescándose así de manera natural. Se trata de un concepto que reúne decisiones de diseño pasivo, vegetación y materiales. Algunas claves para conseguir está frescura natural son:

  • Vegetación estratégica. Si plantamos árboles de hoja caduca cerca de la fachada más expuesta al sol crearemos sombra en verano y permitiremos el paso del sol en invierno. Además, se genera un microclima más fresco alrededor de la vivienda.
  • Patios interiores o jardines centrales. Estos espacios verdes actúan como reguladores térmicos y permiten que el aire fresco circule hacia adentro.
  • Materiales naturales y transitables. Materiales naturales y transitables. La madera, el adobe o la piedra, regulan mejor la humedad y la temperatura interior.
  • Colores claros. Especialmente en techos y fachadas, reflejan mejor la radiación solar y evitan el calentamiento excesivo.