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GUÍA PRÁCTICA PARA GUARDAR TU ROPA DE VERANO Y QUE PERMANEZCA INTACTA

Seguramente estés apurando los último días del verano y todavía no te hayas metido en faena, pero en breve tendrás que enfrentarte al inevitable cambio de armario. Las prendas frescas, de colores vivos y telas delicadas han de dar paso al vestuario más calentito e invernal, pero si quieres que tus prendas favoritas se mantengan como nuevas hasta el próximo verano, debes guardarlas correctamente.

A continuación te ofrecemos una guía práctica para que este tedioso proceso sea fácil, eficiente y seguro para tus prendas, al tiempo que te ayude a ahorrar dinero, aprovechar el espacio y mantener tu casa en perfecto orden.

1. Una escrupulosa limpieza

El primer e indispensable paso antes de guardar tu ropa de verano es asegurarte de que está perfectamente limpia. Si la guardas con manchas de sudor, aceites corporales u otras pequeñas manchas, cuando dentro de unos meses quieras quitarlas te será mucho más difícil. Además, la ropa manchada genera malos olores y atrae insectos como las polillas.

Para evitarlo, te aconsejamos que, ya sea en casa o en la tintorería, laves tu ropa cuidadosamente, prestando especial atención a cuellos, axilas y puños. Y no es aconsejable utilizar suavizates muy perfumados pues, al estar las prendas almacenadas durante mucho tiempo, pueden dejar residuos que dañen las telas delicadas.

2. Haz una selección

El cambio de armario puede ser la perfecta oportunidad para hacer una limpieza de armario. Revisa cada prenda y pregúntate si de verdad la vas a volver a usar o si llevas años sin ponértela. Clasifica en tres categorías: lo que se queda y se guarda, lo que puedes donar y lo que necesita algún arreglo, como zurcidos, coser botones o algún descosido. Se trata de no guardar cosas innecesarias y liberar espacio para guardar mejor aquellas que sí utilizas.

3. Elección del método de almacenamiento

Existen diferentes maneras de guardar la ropa que influyen directamente tanto en su conservación como en el estado en las que las encontrarás cuando las saques:

  • Cajas de plástico. Son perfectas para evitar la humedad y proteger las prendas del polvo. Eso sí, asegúrate de que cierran perfectamente, están secas y limpias. Lo ideal es que sean transparentes para que sea fácil identificar aquello que guardan.
  • Bolsas de tela o algodón. Son idóneas para prendas delicadas, como blusas o pantalones de lino y vestidos de seda, ya que permiten que la ropa respire y evitan la acumulación de humedad.
  • Bolsas al vacío. Si tienes poco espacio, ésta es la mejor opción. Pero, no olvides que al comprimirse arrugarán las prendas e incluso pueden deformarlas si se trata de ropa delicada. Así que, evita meter este tipo de prendas en bolsas al vacío.
  • Perchas. Las prendas más delicadas, como blusas o vestidos, que se arrugan con facilidad, encuentran en ésta su mejor opción. Cúbrelas con una funda de tela y cuélgalas en un perchero. Evita las perchas de alambre o las muy finas, porque pueden deformar la ropa.

4. Cuidado con la humedad y los cambios de temperatura

Tenemos que tener especial cuidado con dónde guardamos la ropa. Busca un sitio seco, oscuro y con una temperatura estable. Los altillos o los arcones bajo la cama son una muy buena opción, siempre que no haya riesgo de humedad o calor extremo. Nunca guardes ropa en sótanos húmedos o trasteros sin ventilación. Coloca bolsitas de gel de sílice o absorbentes dentro de las cajas o bolsas para minimizar la humedad y añade bolsitas de lavanda y otras plantas aromáticas para que las prendas mantengan un aroma agradable y alejen los insectos. Muy a menudo utilizamos naftalina, pero deja olores fuertes que pueden llegar a ser tóxicos.

5. Atención especial a las prendas más delicadas

Las prendas de seda, lino o encaje requieren de una atención especial. Es aconsejable guardarlas en bolsas de tela o en papel de seda, para evitar fricciones o deformaciones. Y si son prendas de mucho valor, es mejor que las guardes en fundas individuales. Si tienes suficiente espacio en el armario, lo ideal es guardarlas colgadas en lugar de doblarlas o meterlas en cajas.

Para protegerlas de las rozaduras, utiliza perchas de madera o tela y pon papel de muselina entre uno y otro vestido. Y si no cuentas con fundas, un truco para protegerlas es guardarlas debajo de abrigos limpios.

6. Trucos para guardar los zapatos

Nunca guardes zapatos y ropa juntos, ya que los zapatos pueden dejar olores o polvo que estropearán tus prendas de ropa. Si necesitas guardar sandalias, alpargatas o chanclas, es mejor que lo hagas por separado, en cajas independientes y perfectamente limpias.

Si no conservas las cajas, guárdalas en bolsas de tela.

Para evitar deformaciones o que se aplasten, especialmente en los zapatos cerrados, puedes introducir papel de periódico o de embalar.

7. Aprovecha las maletas

Si no tienes suficiente espacio en tus armarios para guardar la ropa, una buena opción son las maletas. De este modo aprovecharás el mucho espacio que ocupan y les darás utilidad cuando no estás de viaje. Es conveniente que utilices las maletas que menos suelas usar, por si te surge un viaje. Especialmente, si las maletas que vas a usar son viejas, deberías forrarlas con papel de muselina sin ácidos y ponerles pastillas de lavanda o cedro para evitar que se introduzcan insectos.