Estrenar vivienda nueva genera una gran sensación de tranquilidad y calma. Todo esta impecable, las instalaciones y electrodomésticos funcionan a la perfección, no hay grietas ni humedades y el mobiliario está en perfecto estado de revista. Por todo ello, es fácil descuidar el mantenimiento, pero no debemos olvidar que “nuevo” no significa “eterno” y cuanto antes comencemos con los cuidados elementales más tiempo conservaremos esta tan grata sensación de estrenar casa. Con algunos hábitos y decisiones inteligentes, podemos ahorrar dinero y prolongar la vida de todas las instalaciones y el mobiliario de tu hogar, al tiempo que construimos una vivienda más sostenible.
Para facilitarte esta, a veces tediosa, labor, a continuación de ofrecemos algunas claves y consejos fundamentales.
Planifica un fondo de mantenimiento
Aunque la vivienda sea nueva, siempre hay aspectos como la limpieza de canalones, el mantenimiento de instalaciones de calefacción o aire acondicionado, los grifos o la pintura, que requieren de atención. Para que estos trabajos no te pillen por sorpresa y te destrocen el presupuesto familiar, es muy aconsejable prever un presupuesto anual destinado al mantenimiento de tu vivienda.
Según los expertos, es recomendable reservar entre un 1% y un 3% del valor de la vivienda al año, como colchón en caso de reparaciones imprevistas en el futuro. Si disponemos de este fondo desde el principio, estaremos mucho más tranquilos ante la perspectiva de un gasto con el que no contábamos
Cuida las instalaciones: calefacción, agua caliente y climatización
La energía supone uno de los principales gastos de una vivienda. Por tanto, si quieres ahorrar, debes mantener los sistemas de calefacción, agua caliente o aire acondicionado en perfecto estado y utilizar la climatización correctamente:
- En invierno, mantén una temperatura confortable pero razonable. Entre 20 y 22 grados es una temperatura perfecta para reducir el consumo. Utiliza la calefacción solo en las habitaciones que vayas a ocupar. No calientes espacios vacíos.
- Ventila diariamente, pero el tiempo justo para no ocasionar pérdidas excesivas de calor. Con abrir las ventanas cinco minutos es bastante.
- Si es posible, mejora los aislamientos de paredes, ventanas, marcos, persianas, etc. Una vivienda bien aislada reduce al máximo las pérdidas de calor/frío y por tanto ahorra energía y reduce tus facturas.
- Revisa y mantén en buen funcionamiento las instalaciones de agua caliente sanitaria. En muchos hogares, el agua caliente representa una parte significativa del consumo energético.
Haz un uso eficiente de la electricidad, agua e iluminación
Más allá de un buen mantenimiento de las instalaciones principales, hay pequeñas decisiones cotidianas que suman y reducen costes:
- Sustituye las bombillas tradicionales por bombillas de bajo consumo (LED). Una iluminación eficiente gasta menos y dura más.
- Apaga luces y electrodomésticos cuando no los uses y ponlos en marcha solo con cargas completas. Evita dejarlos en modo “standby” o los cargadores enchufados.
- Elige electrodomésticos de alta eficiencia energética (etiquetas A, B, etc.), consumirás mucha menos electricidad y agua.
- Aprovecha la luz natural siempre que puedas. De este modo, reducirás al máximo la necesidad de iluminación artificial.
Estos pequeños cambios no requieren de grandes inversiones pero, con constancia, reducen el coste de suministros y alargan la vida útil de los aparatos.
Revisa regularmente los elementos exteriores de la vivienda
Aunque la casa sea nueva, algunos elementos exteriores o de mantenimiento básico pueden necesitar atención con el paso del tiempo, sobre todo si hay cambios de clima, lluvias o humedad:
- Verifica el estado del tejado, canalones y desagües periódicamente, especialmente después de tormentas o temporadas de lluvia o mucho viento. De este modo, previenes filtraciones, humedades o daños estructurales.
- Cuida ventanas, puertas, marcos y sellados: revisa burletes, grietas o posibles corrientes de aire. Evitarás pérdidas de calor y mejorarás el aislamiento térmico.
- Controla la humedad y ventila adecuadamente. La ventilación diaria ayuda a prevenir el moho, las condensaciones o los problemas derivados de la humedad.
Este mantenimiento preventivo preserva la salud de la vivienda y evita reparaciones costosas en el futuro.
Invierte en reformas o mejoras sostenibles para ahorrar a largo plazo
Aunque tu vivienda sea nueva, es posible que tengas la oportunidad de anticiparte a mejoras que la hagan más eficiente. Invertir en aislamiento térmico, ventanas de doble acristalamiento, mejoras en la envolvente del edificio o sistemas de calefacción/agua caliente eficientes, puede suponer una inversión inicial, pero con retorno en ahorro y confort. Estos cambios no solo reducen el consumo y el gasto, sino que contribuyen a una vivienda más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Precisamente por esto último, podrías beneficiarte de ayudas públicas o subvenciones. Por tanto, si tu vivienda es nueva pero quieres hacerla más eficiente y sostenible, es conveniente revisar la disponibilidad de estas ayudas.
