Si estás decidido a comprar una vivienda, uno de los primeros e indispensables requisitos que deberás cumplir es contar con un presupuesto doméstico que garantice una economía familiar saneada y sostenible. Planificar correctamente este presupuesto marcará la diferencia entre una compra tranquila o una adquisición aparejada a una presión financiera constante.
Para facilitarte este proceso, tan motivador como exigente, hoy te ofrecemos una breve guía, basada en los principios del Banco de España (BDE) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Toma de conciencia y educación financiera
Es fundamental ser consciente de que la compra de una vivienda es una decisión financiera que afectará a tu economía a largo plazo. Una decisión que requiere de una mínima educación financiera. Es decir, unos sencillos conocimientos y habilidades que nos permitirán tomar decisiones informadas. Como señala la OCU, nuestro hogar es como una pequeña empresa, con un presupuesto que debemos saber cómo gestionar. Por ello, antes de firmar nada, conviene seguir estos pasos:
- Haz un inventario de ingresos: salario neto, otras posibles entradas y ahorros disponibles.
- Elabora un listado realista de los gastos actuales: fijos mensuales, gastos variables, ahorro habitual.
- Ten en cuenta que habrá nuevos gastos derivados de la nueva vivienda, tales como hipoteca, impuestos, mantenimiento, comunidad, suministros, etc.
Cuantifica el esfuerzo hipotecario y el límite razonable
Con todos los datos anteriores claros, debemos calcular cuánto podemos realmente destinar a la vivienda, sin comprometer nuestra estabilidad financiera. Puntos clave a tener en cuenta:
- Según el Banco de España, normalmente las entidades financian hasta el 80% del valor de tasación para vivienda habitual. Es decir, el restante 20% e incluso más, deberá aportarlo el comprador.
- Por su parte, la OCU advierte que preparar un presupuesto doméstico completo, no solo es recomendable sino fundamental. Haz la cuenta de lo que tienes, lo que ingresas y lo que gastas de manera minuciosa.
- Podemos utilizar alguna de las herramientas de simulación hipotecaria, que nos ofrecen las entidades, con las que podremos ver cuotas y gastos.
Con todos estos datos, podemos establecer un techo de cuota mensual, que no ponga en riesgo el resto de obligaciones financieras. Lo más sensato es que la cuota no supere un porcentaje moderado de los ingresos netos (ente un 30 y 35%). No se trata de aportar el máximo permitido, sino el máximo que nos permita mantenerlo en el tiempo con tranquilidad.
Presupuesto doméstico adaptado a la vivienda
Aquí entra en juego el “ajuste fino” del presupuesto familiar. Debemos analizar cómo impactará la compra en nuestras finanzas y cómo redistribuir la economía de nuestro hogar para asumir dicho impacto. Seguir los siguientes pasos puede ser muy útil:
- Ingresos: partiremos de los ingresos netos mensuales de todos los que vayan a participar en la compra.
- Gastos actuales: debemos dividir entre fijos mensuales (alimentación, transporte, suministros, ocio, etc.) y extraordinarios. Es fundamental ser sumamente minucioso, para no llevarnos sorpresas posteriores, con gastos con los que no habíamos contado.
- Gastos vinculados a la vivienda: aquí incluiríamos la cuota hipotecaria estimada, los impuestos, notaría, gestoría, tasación y seguros, así como otros gastos, tales como la comunidad de propietarios, el mantenimiento, las posibles reformas o el mayor consumo de suministros en la nueva casa.
Utiliza herramientas y simulaciones
Una buena simulación puede ser clave a la hora de analizar los posibles escenarios. Las entidades nos ofrecen calculadoras que nos dan las cuota mensual estimada así como los gastos asociados. También cuentan con simuladores de revisión de la hipoteca, que nos muestran cómo afectarán los cambios del euríbor a nuestra cuota.
Es importante que hagas varias simulaciones con distintos plazos (20, 30 o 40 años), distintos tipos de interés (fijo o variable) o distintos importes.
También puedes simular escenarios adversos, como el aumento del tipo de interés, una mayor cuota de comunidad o un mantenimiento imprevisto. De este modo, descubrirás cuántos “imprevistos” tolerarías sin descabalar tu presupuesto.
Buenas prácticas
- Prioriza entrada o ahorro antes de endeudarte. Cuanto mayor sea la entrada, menos importe deberás financiar, menos cuota pagarás y menos riesgo asumirás.
- Elige un plazo prudente. Aunque alargar el plazo reduce la cuota mensual, también debes valorar que aumentarán los intereses. Reflexiona detenidamente sobre qué te conviene más.
- Compara entidades. El Banco de España nos anima a comparar la oferta que se nos propone con otras del mercado y sopesar cuál es la que mejor se adapta a nuestras posibilidades.
- Sé constante. Un presupuesto eficiente no se hace una vez y nos sirve eternamente. Debemos revisarlo y adaptarlo a nuestras circunstancias en cada momento. De hecho, la OCU nos recomienda llevar un control mensual de ingresos, gastos y cuota.
Si la cuota hipotecaria supone un gran salto respecto a lo que se paga actualmente en alquiler o requiere de gran parte de nuestro presupuesto, tal vez convenga esperar unos meses para poder ahorrar más, poder dar más entrada y reducir las cuotas mensuales.

 
		 
							 
							