El cambio climático, el agotamiento de los recursos y el aumento del coste de la energía son tres realidades que afectan directamente a nuestra salud y nuestra economía. Por ello, reducir el consumo energético se ha convertido en una prioridad en hogares y empresas. Una necesidad que no tienen porqué suponer un menor confort. Con algunos ajustes simples y decisiones inteligentes, es posible mantener e incluso mejorar la comodidad de nuestras casas y lugares de trabajo, al tiempo que cuidados nuestra economía y el planeta.


Optimiza el aislamiento térmico
Si tu hogar está bien aislado, la temperatura interior se mantendrá estable y por tanto, necesitarás menos calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. De hecho, está comprobado que un buen aislamiento térmico puede reducir el consumo de calefacción y refrigeración hasta en un 30 %. Para conseguir este aislamiento térmico, es fundamental seguir los siguientes consejos:
- Revisa puertas y ventanas para garantizar que no haya fugas. Usa burletes o selladores para que el aire no se filtre por ellas.
- Instala ventanas con doble cristal o doble ventana y en caso de carpinterías de aluminio, que tengan rotura de puente térmico.
- Instala persianas automáticas o cortinas térmicas.
- Procura que los cajetines de las persianas no tengan rendijas y estén convenientemente aislados.
- Si tienes chimeneas, cierra el tiro cuando no las utilices.
- Si es posible, mejora el aislamiento de techo y paredes.
Aprovecha la luz natural y reduce el consumo de luz eléctrica
La iluminación artificial supone una de las partes más importantes del consumo eléctrico de nuestros hogares. Para reducirlo, es fundamental que aproveches al máximo la luz natural, poniendo en práctica estas recomendaciones:
- Mantén cortinas y persianas abiertas durante las horas de luz.
- Reorganiza el espacio para que tus zonas de trabajo, lectura o cocinado, se sitúen cerca de ventanas, puertas o ventanales.
- Utiliza colores claros en paredes y techos. Aprovecharás mejor la luz natural y necesitarás menos alumbrado eléctrico.
- Mantén limpias las lámparas y las pantallas para aumentar la luminosidad sin necesitar más potencia.
- Sustituye las bombillas incandescentes y halógenas por tecnología LED. Ésta emplea una potencia diez veces menor que las incandescentes y tienen una vida útil diez veces mayor, lo que supone un ahorro de un 80% de energía.
- Da preferencia a la luz focalizada. Además de ahorrar energía, conseguirás ambientes mucho más confortables.
- Si es posible, instala reguladores de la intensidad luminosa. Ajustarán el nivel de luz a tus necesidades en cada momento.
Controla la temperatura de forma eficiente
Utilizar tu calefacción o aire acondicionado de la forma más eficiente posible puede suponer un gran cambio en tu consumo energético y por tanto en tus facturas. Una variación de tan solo 1 grado, genera un ahorro aproximado de un 7% en climatización.
- Ajusta el termostato para que la temperatura de tu hogar sea de unos 20 o 21 grados en invierno y de entre 24 y 26 grados en verano.
- Usa válvulas termostáticas en los radiadores y termostatos programables o inteligentes para evitar el consumo innecesario cuando no estás en casa o estáis durmiendo. Con ello podrás ahorrar entre un 8 y un 13% de energía.
- Ventila por la mañana durante las horas más cálidas en invierno y por la noche en los momentos más frescos del verano. Y recuerda que con cinco minutos basta.
- Apúntate al ventilador de techo. El movimiento de aire produce una sensación de descenso de la temperatura de entre 3 y 5 grados. De este modo, mantendrás el confort de tu casa consumiendo mucho menos.

Electrodomésticos eficientes
Puede parecer una inversión importante en un principio, pero a medio y largo plazo será uno de los gastos más inteligentes en tu casa. Los aparatos antiguos consumen mucha más energía que los modelos más actuales. A ser posible opta por los que tienen certificación energética A+++. Por ello:
- Reemplaza gradualmente los electrodomésticos más antiguos por sus versiones modernas más eficientes.
- Evita el modo “stand-by”, en el que tus electrodomésticos continuan consumiendo energía. De hecho suponen un 2% del consumo diario de una casa.
- Utiliza regletas con interruptores para apagarlos completamente de forma sencilla y rápida.
- Haz un uso eficiente de tus electrodomésticos: lava con agua lo más fría posible y en ciclos cortos; nunca introduzcas alimentos calientes en el frigorífico; ajusta el termostato de la nevera para mantener una temperatura de 5 grados en el refrigerador y de -15 en el congelador; abre las puertas del horno y del frigorífico lo menos posible; utiliza la lavadora, el lavavajillas y la secadora a su máxima capacidad (solo cuando estén llenos).
- Utiliza el lavavajillas y no laves a mano (solo aquello que no se debe meter en el lavavajillas). Lavar a mano gasta diez veces más agua.
Apúntate a la energía renovable
Si tienes la posibilidad, incorpora a tu hogar fuentes de energía renovable que te permitirán reducir los costos a largo plazo y ser más autosuficiente:
- Paneles solares fotovoltaicos para la electricidad.
- Sistemas de aerotermia o geotermia para la climatización.
- Baterías domésticas para almacenar energía y usarla cuando más la necesites.
Aprovéchate de las subvenciones y beneficios fiscales que premian la instalación de energía verde.